miércoles, 24 de septiembre de 2014

Comunicación interna: primero, serlo; después, saber contarlo por Cristina Horcajada #cursocomunica

Cristina Horcajada, del curso Dirección de Comunicación de @EASPsalud, cuenta un bonito post sobre el storytelling y el storydoing, la comunicación externa y la comunicación interna.

Al empezar a escribir este post me surgió la siguiente pregunta: ¿Qué diferencia a la comunicación externa de la interna? ¿la diferencia radica solamente en el tipo de público: el empleado en el caso de la interna y el comprador/usuario en el caso de la externa? Después de pensarlo un rato, mi respuesta fue un rotundo no, “la diferencia entre ambas no puede reducirse a un tipo de público”, pensé.

Y, al pensarlo, me vino a la cabeza una frase a la que últimamente recurren muchos asesores de comunicación política en sus conferencias y que atribuyen a Ty Montague: “hay que pasar del storytelling al storydoing”. Como sabéis, la narración, la técnica de contar historias es algo inherente al ser humano. Lo llevamos haciendo siglos y, hace algunos años, muchos líderes y empresas se dieron cuenta del potencial de comunicar mediante relatos, en la medida en la que emocionan, unen, conmueven y, en consecuencia, movilizan. Sin duda, el storytelling ha hecho ganar elecciones y ha hecho crecer el número de clientes.

Sin embargo, la experiencia de los últimos años ha llevado a muchos expertos a reivindicar algo más que palabras huecas, esto es, a poner en marcha que llaman “storydoing”. En pocas palabras, a contar a través de la acción. El “storydoing” es el compromiso de que la narración vaya ligada a una acción, a un objetivo ejecutado, es decir, es predicar con el ejemplo.

(Fuente: http://www.tailormadecomms.co.uk/)

Pues bien, aunque se utilice esta comparación aplicada a otro ámbito, creo que podemos extrapolarla para definir con ella la diferencia entre la comunicación externa de la interna. En la externa creas imagen a base de relatos y, en la medida en la que eres honesto, correcto y coherente en el tiempo, consigues ser fiable. Puede valer con el “storytelling”, al menos durante un tiempo. Sin embargo, para hacer comunicación interna de verdad hay que atreverse a hacer “storydoing”, porque las palabras no funcionarán si no hay una base sólida de acciones y realidades que las sustenten. No basta con parecerlo o maquillarlo, hay que serlo y saber contarlo.

Muchas compañías se han atrevido ligeramente a implantar la “moda” de la comunicación interna a través de herramientas como newsletters, revistas, blogs, tests de satisfacción o incluso desayunos con directivos. ¿Pero qué hay de la escucha activa, de la evaluación, de la planificación estratégica? Muchos directivos han creído que la comunicación interna era ese martillo con el que dar a todos los clavos que sobresalen o están mal colocados.

Pero la comunicación interna es mucho más y, por ello, creo firmemente que solo está al alcance de unas pocas compañías u organizaciones. ¿Cuál es la clave por tanto? Bajo mi punto de vista, los jefes, ya sean mandos intermedios o bien directivos de la organización. Implantar la comunicación externa de verdad –no solo sus herramientas- es una decisión de los directivos. Y solo lo harán si creen que la opinión del empleado es esencial para lograr los objetivos marcados. Y en esta decisión no hay porcentajes ni niveles. Es un SÍ o un No rotundo. Si el jefe se atreve –lo cual lo posicionará como líder- logrará que la comunicación interna consiga ser verdaderamente ese canal de comunicación bidireccional entre la dirección y sus empleados. Con paciencia y voluntad, conseguirá eliminar la alienación del equipo y fomentar la conexión entre ellos. Empoderará al personal y verá a largo plazo resultados en términos de sentimiento de pertenencia, de compromiso y, en definitiva, de consecución de objetivos marcados.


Y llegará un día en que se dé cuenta que esa “story”, esa narración, ya está completa. Los empleados ya tenían un trabajo, solo necesitaban que se les diese un papel en la función.   


"Si el oyente no tiene implicación en la historia, no prestará atención, de lo que se puede extraer que una historia grande y duradera tiene que comprometer a todos, o no perdurará. Lo extraño y exótico no es interesante, sólo lo profundamente humano y familiar."

(Frase de John Steinbeck  en “Al este del Edén”)



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