Escribir sobre un documento vacío sobre un
tema dado es complicado, creo que todos sabéis de lo que hablo. Y muchas veces,
también, lo mejor de los posts es que te ofrecen experiencias o ejemplos
personales en los que te ves reflejado o que te sirven para imaginarte en una
situación que no te es totalmente ajena y por la que podrías pasar en alguna
ocasión. Así que, ése es mi propósito: explicaros cómo encaré la situación de
explicar en mi organización para que sirve la comunicación interna y cuál es su
objetivo.
En primer lugar, me gustaría compartir con
vosotros que, según mi experiencia, el valor o peso del Departamento de
Comunicación en las organizaciones es muy variable pero, en general, es el de
un departamento “de apoyo”, “transversal”, fuera del “core business”... todas esas definiciones he escuchado.
Es cierto
que, en otros casos, la transversalidad hace que tenga un peso muy
significativo. Pero en el ejemplo que voy a relataros, no era así, y prueba de
ello fue que 15 minutos, interrumpiendo una reunión eminentemente técnica y
fundamental en cuanto al establecimiento de procesos (nada de menos que de
asignación presupuestaria) fue el tiempo del que dispuse para poner en valor la
comunicación interna en la organización. Difícil presentación. Y de difícil
enfoque. Y ante este escenario, la única forma que se me ocurrió de mantener la
atención y despertar interés fue empezar con una especie de fábula-chiste del cometa Halley que seguro muchos conocéis.
El resumen breve de la historia es que,
en un proceso de comunicación interna en la empresa, totalmente jerárquico, las
deficiencias del mismo hacen que, al descender en los niveles de jerarquía, de
una invitación de la Dirección General a disfrutar de un acontecimiento único
como el paso del cometa Halley, el comunicado a los destinatarios finales sea
que con motivo del cumpleaños del Director, todos van a acabar desnudos
escuchando a un grupo musical de nombre sospechosamente parecido al del
cometa...
Es una fábula simple, hasta un tanto estúpida,
pero resultó eficaz: conseguí que escucharan la historia y que se rieran o
sonrieran con ella, lo que me permitió administrar una encuesta general para
conocer la salud de la comunicación en la organización y dejar en el aire el
mensaje que yo quería recordaran: y si en lugar del cometa habláramos de
procesos de trabajo, de eficiencia, de relación entre departamentos, de
innovación?? Cualquier ejemplo es bueno, cualquier ejemplo sería válido para
reflexionar sobre la importancia de la comunicación en la organización, si no
queremos acabar, como en la historia, todos escuchando música en el comedor...
y el cometa Halley, pasando de largo.
POR ALICIA GERVÁS RÍOS/
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