lunes, 29 de julio de 2013

LA COMUNICACIÓN INTERNA: ESA GRAN DESCONOCIDA por María Salinero Sendras

Siempre que te enfrentas a una entrevista de trabajo una de las preguntas más frecuentes es: ¿te gusta trabajar en equipo, has trabajado antes con más gente?. Obviamente la respuesta debe ser siempre: sí, por supuesto que me gusta trabajar en equipo.

Pero la realidad es otra, en muchos casos, ya que, ¿qué se entiende por trabajar en equipo?. Muchos nos encontramos con la creencia de que trabajar en equipo es llegar a tú mesa de trabajo, ubicada en el mismo espacio que el de otros compañeros, dar los buenos días, encender tú ordenador y hacer las tareas que tienes encomendadas.



Después de leer los diferentes documentos aportados para este módulo y tras la sesión virtual (y tan gratificante) de Virginio Gallardo, creo que una de las preguntas que debemos hacernos es: ¿tenemos buenos líderes que nos  asignen funciones de acuerdo a nuestras competencias, que sepan organizar a un grupo de personas, y que motiven y transmitan los objetivos y las metas de la organización?

Según el artículo, genial por cierto, de Pablo Gonzalo, la comunicación interna “es una herramienta de management para reforzar la capacidad de influencia de la gerencia” para conseguir el compromiso de los trabajadores y que estos puedan comprender que lo que se les pide es para alcanzar los objetivos que la empresa ha planteado.

Esto diferencia una empresa de trabajadores obedientes de una con trabajadores comprometidos, tal y como expone el autor, y ello me hace reflexionar sobre una experiencia vivida recientemente en una Unidad de Gestión Clínica de mi centro y lo que ha conllevado el cambio de su líder respecto a los profesionales; Durante muchos años la dirección de la unidad la ocupaba un profesional cuya idea de gestionar era mediante “ordeno y mando”, lo que hacía que hubiese tres tipos de trabajadores: obedientes, crispados y/o boicoteadores e indiferentes. El clima que se respiraba en la Unidad era insoportable y la situación insostenible. Todo ello llevó a un necesario cambio de dirección. La nueva Directora, trabajadora del centro y conocedora de todos los problemas a los que se enfrentaba, ha sabido innovar y liderar, utilizando la comunicación interna como herramienta que es, aplicándola en los tres ámbitos de influencia sobre los empleados:


Conocimiento: de la organización (donde ha estado, donde está, y hacia donde supuestamente va), y de todos y cada uno de los profesionales (de sus competencias, situaciones y capacidades). Por ello, tras tomar las riendas, reunió a los profesionales, se presentó (aunque la conocían sobradamente) y repasó la situación de la unidad en ese momento, lo que habían hecho, y lo que debían hacer entre todos para alcanzar los objetivos.

Compromiso: ella es la primera comprometida con la organización, con lo que se hace y con lo que se quiere alcanzar, lo que ha sabido transmitir al resto de sus compañeros, ¿cómo? Informándoles en todo momento de las líneas de actuación, consensuando la elección de objetivos, explicándoles el momento actual y en definitiva, solicitando su colaboración.

 Acción: ha creado grupos de trabajo, de acuerdo a las competencias de cada uno, haciéndoles cómplices de las tareas a realizar y haciéndoles responsables de la consecución de las mismas, resaltando sus cualidades y potenciando su saber hacer, lo que ha hecho que se sientan implicados y comprometidos con los objetivos.


El antes y el después de estos cambios han hecho que se mejore el clima laboral, los trabajadores propongan mejoras, aporten ideas, en definitiva, trabajen en equipo bajo una líder a la que respetan y valoran.

Todo ello, se ha conseguido utilizando la comunicación interna, e innovando respecto a los recursos humanos disponibles.


He aquí el valor de utilizar la comunicación como herramienta poderosa que es.

María Salinero Sendras

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